En ‘Vamos a volar’ reflexiono sobre la valentía y el arduo deseo de alcanzar un sueño y sobre cómo, a menudo, el mundo adulto tiende a proyectar sus miedos e inseguridades, hablándonos de “ser realistas” y congelando las ilusiones propias y ajenas por considerarlas inalcanzables.
Habla de ese momento en que todo se complica y lo único que parece poder salvarte es escucharte a ti misma, alzar el vuelo con perseverancia y sentirte capaz de lo que te plantees. Solo con esfuerzo, ilusión, resistencia y sin miedo a la derrota he conseguido mis mayores logros.